Cuando se trata de servicios financieros, las discusiones se centran en gran medida en construir un sector financiero ecológicamente responsable y en garantizar la estabilidad financiera durante la transición hacia economías con bajas emisiones de carbono.”
Según se está discutiendo actualmente a nivel mundial (Día Mundial del Medio Ambiente 2022 en Suecia) es de mera importancia considerar que, las personas pobres, y en especial, las mujeres, son quienes más sufren las consecuencias del cambio climático, dado que se encuentran en peores condiciones para afrontarlo.
¿Por qué sucede esto? La realidad es que, al representar mayor porcentaje de personas forzosamente desplazadas por motivo de catástrofes climáticas, también son ellas (mujeres y niñas), quienes tienen más probabilidad de morir por esas razones, sumado a un riesgo mayor de estar expuestas a violencia de género, entre otros efectos.
“Además, cualquiera que sea la pérdida, afectará mucho más a las personas pobres y marginadas porque su medio de vida depende de menos activos; su consumo está más cerca de los niveles de subsistencia; no pueden recurrir a ahorros para mitigar los impactos; su salud y educación corren mayor riesgo; y pueden necesitar más tiempo para recuperarse”.
Por lo anterior, es sustancial desarrollar, a nivel de inclusión financiera, soluciones que permitan la adaptación de la población de mayor riesgo para utilizar servicios que a su vez constituyan una herramienta que les brinde resiliencia y mejores posibilidades de adaptación a esta situación.
Fuente: https://bit.ly/3yfhvnu